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¿A que Fernando III el Santo termina en el banquillo?

13 de Marzo de 2016
ABC Córdoba

Desde que el por entonces juez Baltasar Garzón -esa antorcha jurídica de la izquierda jienense- pidiera el certificado de defunción de Francisco Franco 32 años después de que todo el planeta viera el entierro por la tele, aquí ya nada extraña e incluso lo más ridículo tiene su acomodo en el gran parque temático del pasmo y la estupefacción en que se ha convertido España. Sin habernos repuesto de una sandez, desde cualquier rincón emerge otra imponente, juncal y aún más asombrosa que hace una minucia la anterior. La última nos llega de Córdoba y, como la cosa se enrede, termina en un intento de sentar en el banquillo a Fernando III el Santo por prevaricar en el siglo XIII. Como lo oyen. Al menos eso viene a sugerir el último espantajo jurídico con el que se trata de poner en cuestión que desde hace 780 años la Mezquita es, ininterrumpida y pacíficamente, propiedad de la Iglesia, sin que en todo este tiempo nadie lo haya dudado hasta que hace una década comenzase la campaña (medio laicista, medio proislámica) que reclama la titularidad pública del templo y su inmediata apertura al culto musulmán, alfombra en ristre y mirando a la Meca. El secretario general del Ayuntamiento de Córdoba, Valeriano Lavela, afirma en un informe que aquella donación del Rey castellano al obispo Lope de Fitero de hace siete siglos y medio «es nula de pleno derecho» y que, por tanto, la inmatriculación del templo realizada por el arzobispado hace una década es «ilegal e inconstitucional». Tras mucho cavilar y manosear hasta el Derecho Romano, sostiene el secretario que el edificio tiene un único dueño: «Todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas del mundo pertenecientes a cualquier tiempo o época sin distinción de pueblos, naciones, culturas o razas». Ahí queda eso y no se hable más, que lo ha dicho Valeriano. Fernando III el Santo tiembla en su túmulo de la Capilla Real de la catedral de Sevilla ante la posibilidad de que los podemitas de Ganemos Córdoba, IU, Izquierda Socialista, Laicistas sin Fronteras y las asociaciones de vendedores de kebab (que toda ayuda es poca en la cruzada) abran una comisión de investigación para ajustarle las cuentas al monarca cristiano por los presuntos delitos de prevaricación, apropiación indebida, falsedad en documento público, cohecho (que algo le daría el obispo) y contra la ordenación del territorio; al poner en fuga al califa Ibn Hud aquel día de San Pedro y San Pablo de 1236. No, no piensen que es una exageración, que Garzón ya intentó hacer algo parecido con el franquismo. Tirando del hilo y la imaginación, la izquierda tarda un periquete en darle la vuelta a la historia y poner las cosas en su sitio. Ya lo tiene dicho Teresa Rodríguez, la lideresa morada en Andalucía, que quiere que «la Mezquita, la Giralda y todos los bienes patrimoniales de la Iglesia sean de titularidad pública». La novia de Kichi lo tiene. dicho en una «radio de progreso» y eso, hoy por hoy, va a misa.

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